En peligro por su belleza: misión internacional busca salvar al caracol Polymita en Cuba

Un proyecto internacional de conservación, ambicioso en su naturaleza, ha iniciado una carrera contra el reloj para proteger a los caracoles del género Polymita. Esta familia de moluscos es endémica del oriente de Cuba y está en peligro de extinción debido a la amenaza del comercio ilegal y la degradación paulatina de su entorno natural.

Conocidos por la intensidad y variedad de colores que adornan sus conchas, los caracoles Polymita han despertado desde hace años el interés de coleccionistas y comerciantes. Esta misma belleza, sin embargo, es el principal factor que los amenaza, al convertirlos en objetivo frecuente del tráfico no regulado.

Moluscos exclusivos a nivel mundial, limitados a un ecosistema delicado

Las seis especies identificadas de Polymita habitan exclusivamente los bosques tropicales del oriente cubano, lo que las convierte en especies de distribución extremadamente limitada. La más amenazada de ellas, Polymita sulphurosa, destaca por su inusual caparazón de tonos verde lima, azul, naranja y amarillo que forman un diseño de espirales y bandas vibrantes, difícilmente replicable en otros ejemplares del reino animal.

Aunque cada una de estas especies presenta características visuales propias y distintivas, la función evolutiva de sus colores sigue siendo un área de investigación. Este rasgo particular ha propiciado una colaboración entre especialistas cubanos y científicos británicos, quienes no solo intentan proteger la existencia de los caracoles, sino también desentrañar los misterios genéticos detrás de sus únicas pigmentaciones.

Mercado clandestino y ausencia de regulación efectiva

A pesar de que existen normativas internacionales para proteger a los caracoles Polymita, su aplicación resulta ineficaz en muchos casos. La extracción o exportación sin permisos desde Cuba está prohibida por ley; sin embargo, las conchas vacías suelen encontrarse a la venta en plataformas internacionales sin grandes obstáculos, generando una economía paralela difícil de controlar.

Cada caparazón ofrecido al mejor postor representa la vida de un animal que ha sido extraído de su ecosistema, dejando un vacío biológico difícil de reemplazar. Según especialistas, incluso recolecciones de pequeña escala pueden impactar significativamente a las poblaciones locales, especialmente en un contexto de cambio climático y deforestación.

Conservación genética y reproducción en cautiverio

Para abordar este desafío, el plan de preservación se sostiene en dos pilares esenciales: las actividades de campo en Cuba y los estudios genéticos en laboratorios del Reino Unido. En la localidad de Santiago de Cuba, el profesor Bernardo Reyes-Tur ha acondicionado áreas en viviendas para recibir especímenes de Polymita con el objetivo de fomentar su cría en cautiverio, una labor que encuentra obstáculos frecuentes como cortes de electricidad y condiciones climáticas desfavorables.

Mientras tanto, en la Universidad de Nottingham, científicos especializados almacenan muestras genéticas de los caracoles en congeladores criogénicos, con el objetivo de secuenciar su ADN. Esta información permitirá no solo confirmar con precisión cuántas especies existen, sino también comprender cómo están relacionadas entre sí y qué parte de su código genético determina sus colores únicos.

Una posibilidad de detener la desaparición

Las dos instituciones colaboran para desarrollar conocimiento esencial que permita la aplicación de estrategias de conservación fundamentadas en evidencia científica. Al comprender la genética que determina sus patrones de color, los científicos aspiran a ofrecer recursos valiosos para programas de reproducción supervisada, iniciativas de educación ambiental y la creación de políticas de protección más eficaces.

Además de su valor biológico, los caracoles Polymita representan un patrimonio natural exclusivo del oriente cubano. Su desaparición no solo implicaría una pérdida para la biodiversidad, sino también para la identidad ecológica de la región.

Llamado a la conciencia global

La situación grave de estos caracoles demuestra cómo la magnificencia natural puede volverse una amenaza para sí misma sin la adopción de medidas urgentes. El caso de Polymita ilustra un problema a nivel mundial donde el interés estético prevalece sobre la preservación de la fauna.

La cooperación entre naciones, entidades científicas y comunidades locales se ha convertido en un modelo esencial para abordar los retos de conservación en el siglo XXI. A medida que progresa el estudio genético, los esfuerzos en Cuba y Reino Unido se mantienen con la intención de proteger a estas especies antes de que se extingan definitivamente.

El tiempo es un recurso limitado, y para los caracoles Polymita, cada ciclo biológico cuenta. La misión no es solo científica, sino también moral: proteger una de las joyas más singulares de la naturaleza antes de que su belleza desaparezca del paisaje cubano y del planeta.

By Adabella Peralta

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