Jalis de la Serna: “Para que un niño europeo desayune cacao soluble, otro africano tiene que trabajar en la selva en vez de ir a la escuela” | Televisión

La inmensa mayoría de los europeos desconoce la existencia de Turkmenistán, pero es un país con más conexiones con Occidente de los que creemos. Los Emiratos Árabes Unidos han puesto sus ojos en el negocio de la sostenibilidad, a pesar de llevar décadas contaminando con sus excentricidades. Y el abuso de los antibióticos es el que podría provocar la gran pandemia silenciosa del futuro próximo. El periodista Jalis de la Serna (Madrid, 49 años) viaja por el mundo para mostrar en la cuarta temporada de Enviado especial la cara oculta detrás de situaciones que consideramos triviales. Con estos seis nuevos reportajes de investigación cuestiona nuestro actual estilo de vida. El programa regresa a La Sexta este martes 24 de octubre a las 22.30.

“La intención es la de sorprender al espectador y darnos cuenta de que convivimos con otros países, otras sociedades y otras circunstancias sin que seamos conscientes de ello”, comenta el periodista este lunes por la mañana en conversación telefónica. “Cada reportaje intenta abrir los ojos a los espectadores para que se den cuenta de en qué mundo vivimos”, dice. Sus investigaciones desentrañan el efecto mariposa que generan nuestras acciones cotidianas. “Para que un niño desayune cacao soluble en Europa, otro en Costa de Marfil tiene que empuñar un machete y trabajar en la selva en vez de ir a la escuela”, desvela. Una de las entregas del espacio se centrará en el cacao, que es el dulce que más se consume en España.

De los seis asuntos de esta temporada, el de los antibióticos es el que más impacta a De la Serna. Considera que es “uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos como sociedad”. La India es el ejemplo perfecto de cómo el uso excesivo e incorrecto de estos medicamentos en humanos, ganadería y agricultura ha derivado en la aparición progresiva de bacterias resistentes a ellos, “lo que puede provocar la muerte de 10 millones de personas al año en el mundo en 2040″, recuerda el reportero. De hecho, ya son la tercera causa de muerte en el planeta.

Igualmente impactante promete ser el viaje que el equipo del programa hace a Turkmenistán para analizar la crisis energética en Europa. Se trata de uno de los países más desconocidos y herméticos del mundo, al que a menudo se compara con el régimen dictatorial de Corea del Norte. Posee las cuartas mayores reservas de gas natural a nivel mundial, lo que hace que sus relaciones con la Unión Europea sean fluidas, a pesar de que la mayoría de ciudadanos del continente desconozca las extremas condiciones antidemocráticas que el gobierno de esta nación impone.

Periodismo en crisis ante un espectador cada vez más informado

El auge del género de no ficción permite que el espectador cada vez esté mejor informado, celebra el reportero, quien defiende que la intención de su programa no es cargar la responsabilidad de los males del planeta al ciudadano, sino darle las claves para corregir ciertos hábitos. Ocurre con otro de los asuntos que aborda en esta tanda de episodios. La moda rápida y barata permite consumir prendas a gran velocidad por su bajo coste. Además de haber transformado esta industria en la segunda más contaminante del planeta, esta práctica ha convertido a Ghana en el basurero textil de Occidente. De la Serna sigue el rastro de algunas de esas prendas que donamos a contenedores de ropa, pensando que estamos haciendo un bien, cuando en realidad terminan en tiendas de segunda mano de Europa. “O, si son de peor calidad, en un país de África que es incapaz de asumir los millones de kilos que recibe a la semana. Las prendas terminan en vertederos ilegales, en ríos y en playas ya inexistentes, porque ahora son montañas de ropa”, denuncia.

En un momento en el que el periodismo actual está marcado por la inmediatez, tanto en televisión, la radio como en la prensa digital, “sus profesionales se enfrentan a una toma de decisiones en cuestión de segundos que puede provocar errores humanos; no siempre aplicamos la autocensura ni nos damos cuenta que a veces no hace falta rascar tanto en la realidad”, comenta el periodista en referencia a la polémica cobertura de varios medios de comunicación con respecto al cadáver de Álvaro Prieto. “Es importante rectificar y pedir disculpas al momento, como hizo TVE, por el posible dolor causado a la familia”.

Nuevas amenazas

Otra de las “graves amenazas” de la profesión y la sociedad, considera el madrileño, es el enfrentarse a la tecnología aplicada a la información. La inteligencia artificial permite crear vídeos deepfake, que muestran en cuestión de segundos a personas en situaciones que nunca han vivido. También crea grabaciones con declaraciones que nunca se han pronunciado, pero que suenan totalmente convincentes. La realidad aumentada ya ha creado una suerte de Photoshop aplicada a la imagen en movimiento con el que se pueden manipular imágenes incluso en conexiones en directo. “El problema es que todavía no sabemos dónde puede llegar la IA en el ámbito periodístico”, advierte.

“Por eso, de lo más orgullosos de lo que estamos es de la veracidad y la calidad de imagen que tienen los reportajes de esta temporada”, comenta De la Serna, tras haber trabajado en lugares donde grabar con una cámara no es sencillo. Enviado especial analizará también el turismo sexual en República Dominicana, donde ha visitado pueblos dedicados por completo a esta actividad y que son prácticamente “burdeles al aire libre”, define el periodista.

Jalis de la Serna regresa a La Sexta con una cuarta temporada de ‘Enviado Especial’.Roberto Sastre

En otro de los reportajes, el equipo de investigación del segundo canal de Atresmedia explicará cómo la comunidad internacional ha escogido Emiratos Árabes Unidos para celebrar la COP28, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023. El espacio de La Sexta se traslada a Dubái, una de las regiones del mundo mayor huella ecológica. Es el lugar de las islas artificiales y de los miles de viajes turísticos en helicóptero cada día que necesitan de una enorme cantidad de combustible. Sin olvidar una de sus señas de identidad, que son los enormes rascacielos, enfriados todo el tiempo con aire acondicionado en un país que en ocasiones afronta temperaturas superiores los 50 grados. Son más de tres décadas de caprichos que conviven ahora con uno nuevo: aplicar ese músculo económico para hacer negocio con la industria de la sostenibilidad. Una de sus ideas más recientes es la de esparcir elementos químicos en la atmósfera para manipular a las nubes e intentar que llueva a su antojo.

Quien vea todos estos relatos, defiende De la Serna, “caerá en la cuenta de cómo estamos contribuyendo, a menudo sin ser conscientes de ello, a la degradación del planeta, de su medioambiente a los derechos humanos”.

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By Adabella Peralta

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