El presidente de China, Xi Jinping, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, se han reunido este miércoles en Pekín en los márgenes del foro de la Nueva Ruta de la Seda china que organiza estos días el gigante asiático en la capital del país. Ambos han mostrado cercanía y sintonía. “Querido presidente Putin, mi viejo amigo”, ha dicho Xi al arrancar la entrevista, recordando que es su 42ª encuentro bilateral.
“La confianza política mutua entre los dos países se profundiza continuamente”, ha añadido el mandatario chino, según la agencia oficial Xinhua. “Los dos países han mantenido una coordinación estratégica estrecha y eficaz y el volumen del comercio bilateral ha alcanzado un máximo histórico, que avanza hacia el objetivo de 200.000 millones de dólares estadounidenses [188.000 millones de euros] fijado por ambas partes”. Xi se ha mostrado favorable a dar “más contenido” a su cooperación, ha recogido la agencia rusa TASS.
La cita entre dos de los colosos de la geopolítica mundial se produce en un momento de extrema tensión global por la guerra recién desatada entre Israel y Hamás, sumada al ya enquistado conflicto tras la invasión rusa de Ucrania.
En las difíciles circunstancias actuales, ha dicho Putin, “es especialmente necesaria una estrecha coordinación de la política exterior”, ha recogido la citada agencia rusa. Al mandatario lo han acompañado en el encuentro una nutrida delegación de altos funcionarios del Gobierno —entre otros, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, que ya estuvo en China el lunes y acaba de regresar de Corea del Norte— y también de primeros espadas de las grandes corporaciones rusas, de Sberbank a Gazprom, muchas de ellas sancionadas por la Unión Europea.
La reunión ha tenido lugar justo después de la ceremonia inaugural del foro a la que han asistido una veintena de líderes y delegaciones de más de 130 países. En ella, han hablado varios de los mandatarios, entre ellos el anfitrión, Xi, seguido de Putin. Ninguno de los dos ha hecho referencia explícita a los dos conflictos —Ucrania y Oriente Próximo– que mantienen en carne viva las relaciones internacionales.
Xi ha presentado la Nueva Ruta de la Seda, cuya idea lanzó al mundo en un discurso en Kazajistán hace 10 años, como una iniciativa que “promueve la conectividad, el beneficio mutuo, la cooperación para el desarrollo común”. De forma velada se ha referido a las tensiones globales con Occidente: “El enfrentamiento ideológico, la rivalidad geopolítica y la política de bloques no son una opción para nosotros”, ha aseverado. “Estamos en contra de las sanciones unilaterales, la coerción económica y la desvinculación y la interrupción de la cadena de suministro”.
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Putin ha sido invitado a continuación a tomar la tribuna, momento que han aprovechado varios representantes de delegaciones de la UE —como Francia e Italia— para abandonar la sala en señal de protesta. Putin es reclamado desde marzo por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por presuntos crímenes de guerra debido a su implicación en la “deportación ilegal de niños” ucranios. Esta es una de las primeras visitas de Putin al extranjero desde el arranque de la guerra: China no reconoce al TPI.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, sentado en primera fila, no se ha movido en cambio de su silla durante el discurso de Putin. Orbán, el único líder de la UE que ha asistido a la cumbre, lanzó la jornada anterior todo un desafío a los socios comunitarios al convertirse en el primer líder de los Veintisiete en reunirse con el presidente ruso desde que la orden de detención internacional contra este fue emitida.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha sido el encargado de cerrar las intervenciones. “Estoy horrorizado por los cientos de personas muertas en el Hospital Al Ahli”, este martes en Gaza, ha dicho Guterres, que ha condenado “enérgicamente” un ataque que ha causado la muerte de cientos de personas. Su intervención se ha salido del guion de la cumbre, pero ha aprovechado la plataforma para pedir un “alto el fuego humanitario inmediato que proporcione tiempo y espacio suficientes para aliviar el épico sufrimiento humano del que estamos siendo testigo”.
“La región se encuentra en el precipicio”, ha añadido el secretario general de la ONU. Y ha lanzado “dos llamamientos humanitarios urgentes”: a Hamás le ha exigido “la liberación inmediata e incondicional de los rehenes”; a Israel, “que permita inmediatamente el acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria para responder a las necesidades más básicas de la población de Gaza, la inmensa mayoría de la cual son mujeres y niños”.
“Soy plenamente consciente de los profundos agravios del pueblo palestino tras 56 años de ocupación”, ha añadido. “Pero por graves que sean estos agravios, no pueden justificar los actos de terror contra civiles cometidos por Hamás el 7 de octubre, que condené inmediatamente. Pero esos atentados no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”. En su alocución, de algo más de diez minutos, no ha hecho en cambio referencia alguna a la guerra de Ucrania, a pesar de que el presidente ruso se encontraba enfrente.
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